Ingrávido mi ser se va elevando
en un vuelo estelar al firmamento
levita mi osamenta cual la brisa
perdido entre millones de luceros.
Me descubro feliz en mi extravío
escarbando mis fértiles sentidos
cual conciencia celosa que examina
los recónditos pliegues de uno mismo.
Sin lastre o equipaje ni atadura
infinito de paz cerca del cielo
navego inercialmente suspendido
sobre un paño de oscuro terciopelo.
Ruben Edgardo Sánchez, 15 de julio de 1990
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