Si puedo pedir yo pido que desaparezca el odio
y convertido en amor acceda entonces al podio.
Que ocupe el mejor lugar el que merece con creces
porque el amor es la vida que renace una y mil veces.
El odio siempre anda en busca de nuestras debilidades
nos engaña con falacias y nos lleva a hacer maldades.
El amor en cambio induce hacia la luz y la vida
con él demos por seguro ni una causa está perdida.
Al igual que las dos caras de una misma moneda
tanto el amor como el odio nuestra vida merodean.
Conforme a cuál de los dos alimentemos a diario
reinará en nuestras vidas será consuetudinario.
Ruben Edgardo Sánchez, 27 de enero de 2016
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