Odio tu nombre, tu origen, tu color y tu bandera
odio tu forma de ser, tus sueños y tus quimeras.
Tú me odias por lo mismo, porque sí, porque te place
y yo te odio a ti porque odiarte me complace.
Tú y yo estamos a mano, somos dos intolerantes
creemos ser diferentes y somos dos ignorantes.
Odiamos a nuestro odio y a nuestra propia persona
el odio nos alimenta y el amor nos abandona.
Somos seres primitivos con temores infundados
creemos estar en lo cierto y estamos equivocados.
Lo que odiamos de los otros habita en nuestro ser
y es la peor enfermedad que hoy podemos tener.
Ruben Edgardo Sánchez, 18 de enero de 2016
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