Porque tuve alguna vez la suerte de haber nacido
y porque soy portador de un nombre y de un apellido.
Porque a veces me pregunto qué hice para merecerlo
si un día fui concebido y un tesoro es lo que tengo.
Porque tengo una entidad y la conciencia de serlo
la fortuna de vivir en el mundo y conocerlo.
Porque cuando miro el cielo veo su magnificencia
y en la tierra sus paisajes me embriagan con su belleza.
Porque tengo el corazón colmado de sentimientos
y se nubla mi razón si llego a soñar despierto.
Porque soy agradecido y un día moriré
las gracias las doy en vida porque después no podré.
Ruben Edgardo Sánchez, 18 de enero de 2014
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