Me sorprendes día
hora tras hora gris
densamente húmedo
grávido de monotonía
hasta que
lluvia mediante
en tu agónico crepúsculo
destellas tus últimas luces
pasó tu aguacero
se llevó espesuras
del alma
del aire
por entre las ramas
por entre las hojas
de estos bellos árboles
frondosos y nuevos
pequeños diamantes
de agua de lluvia
relucen y pueblan
la tarde de octubre
renuevo de aire
renuevo de luces
sacuden mis horas
ahora de nuevo
con tu sol radiante
desde el horizonte
me sorprendes día
para que recuerde
que otra vez mañana
la farola ardiente
dará su presente
y yo podré verla
entibiar las horas
de tu paso
día
Ruben Edgardo Sánchez, 29 de octubre de 1990
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