Hay una fuerza que une y nos obliga a estar juntos
habitando este planeta hasta que somos difuntos.
Una fuerza poderosa que nos arraiga a la tierra
desde que somos pequeños y obliga a la convivencia.
La fuerza que le permite multiplicarse a la vida
cuando caen a la tierra prometedoras semillas.
A menudo desafiada con destreza por las aves
por insectos voladores y por naves espaciales.
Es la misma que provoca que caiga el agua del cielo
y que florezcan los campos en junio como en enero.
Es un poder de atracción hacia el centro de la Tierra
la fuerza de gravedad que tiene nuestro planeta.
Es una fuerza centrípeta que atrae siempre hacia el centro
si acaso fuese centrífuga no habría más Universo.
No quiero ni imaginar si hubiera un cambio de fuerza
andaríamos vagando como materia dispersa.
Ruben Edgardo Sánchez, 13 de mayo de 2016
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