Cuánto es que vale tu alma si a todo le pones precio
y a quien tiene otros valores le regalas tu desprecio.
Cuánto vale tu presencia si es que siempre estás ausente
y muestras tu indiferencia hacia el común de la gente.
Cuánto vale tu persona en términos materiales
si es que cotiza en la bolsa de valores terrenales.
A cuánto ascienden tus bienes y tesoros malhabidos
si es que sabes cuántos tienes con pecado concebidos.
Cuánta es la sangre que drena con frialdad y sin mesura
raudamente por tus venas de pérfida criatura.
Cuántas veces te preguntas por el tiempo que has perdido
en acumular fortunas que no morirán contigo.
Ruben Edgardo Sánchez, 31 de mayo de 2016
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