Voy y vengo adonde quiero en todo tiempo y lugar
yo hago lo que me place sin excusas para dar.
Después de años de trabajo y de mucho madrugar
me reencontré en esta hora con toda mi libertad.
Aquélla que cuando niño me permitía jugar
sin pensar en los horarios todo el tiempo disfrutar.
Pude hacer hasta los cinco lo que quería y más
la regla era una sola no debía molestar.
Cuando comencé la escuela todo empezó a cambiar
tenía obligaciones que había que respetar.
Con horarios a cumplir tareas por realizar
los deberes en la casa y recién después jugar.
Ahora todo es distinto el día me dura más
si bien tengo obligaciones las cumplo a voluntad.
Los días de la semana tienen nombre de verdad
pero a veces los confundo no los puedo recordar.
Las horas pasan despacio y no las quiero apurar
pues duran todas lo mismo desde el principio al final.
Es bello y muy placentero ser el dueño de mi tiempo
semanas de siete días meses y años completos.
Es muy simple lo que hago todo y nada a cada instante
sin escollos a la vista sólo el tiempo por delante.
Ya no espero los feriados ni el receso escolar
tampoco las vacaciones ni asuetos por tomar.
El tiempo se ha dilatado en toda su inmensidad
como el espacio infinito de aquí a la eternidad.
Aunque no me lo proponga ni pretenda exagerar
así es como yo valoro mi amada libertad.
Ruben Edgardo Sánchez, 18 de diciembre de 2013
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