Cientos y cientos de causas no es un número nomás
implican una manera de andar la moralidad.
Suponen una costumbre de ir eludiendo la ley
de vivir siempre en el borde y distanciado del bien.
Si el implicado resulta que además es funcionario
el tema es mucho más grave y no es un hecho ordinario.
En tal caso es deplorable debido a su investidura
y resulta ser entonces un tremendo caradura.
Que se burla de las leyes con total desfachatez
revolcándose en el lodo de la cabeza a los pies.
Ruben Edgardo Sánchez, 19 de mayo de 2016
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