Hedonistas sin mesura
insensibles y altaneros
que manejan este mundo
con arrogancia y sin celo.
Ambiciosos desalmados
agresivos e indolentes
venden al mejor postor
su alma por indecentes.
Sin lugar para el asombro
en agonía y con lastre
me resisto a esta locura
con destino de desastre.
Me rebelo contra tanto
juego necio y arbitrario
y enarbolo allá en lo alto
este verso libertario.
Ruben Edgardo Sánchez, 17 de enero de 1992
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