Detesto
la hipocresía
sin embargo la practico
no me queda más remedio
a fin de evitar conflictos
si no andaría peleando
con más de un insolente
que pretende a toda costa
ir pisoteando a la gente
a cambio de regalarse
la mejor plaza en la vida
sin importarle siquiera
la forma de conseguirla.
Cómo podemos actuar
conforme a nuestros principios
en medio de tantos necios
que carecen de los mismos
y con sadismo proceden
maltratando a sus pares
con vanidad y desprecio
ostentaciones y alardes
pretendiendo ser mejores
impares y diferentes
engreídos presuntuosos
mezquinos e indolentes.
Cómo hacer para entenderlos
y perdonar sus afrentas
como si nada pasara
cual si estuvieran exentas
de culpa y cargo sus mañas
sus mendaces convicciones
sus engaños y patrañas
sus turbias tribulaciones
insensibles y ladinos
beligerantes y odiosos
disfrazados de gentiles
para utilizar al otro.
La receta es muy sencilla
la sociedad nos enseña
a fingir una sonrisa
o poner cara de piedra
con señales evidentes
de que nada bueno pasa
si la causa lo amerita
la sociedad lo disfraza
con normas de urbanidad
y reglas de cortesía
disfrazando el mal trato
con mentada hipocresía.
Ruben Edgardo Sánchez, 1 de septiembre de 2014
sin embargo la practico
no me queda más remedio
a fin de evitar conflictos
si no andaría peleando
con más de un insolente
que pretende a toda costa
ir pisoteando a la gente
a cambio de regalarse
la mejor plaza en la vida
sin importarle siquiera
la forma de conseguirla.
Cómo podemos actuar
conforme a nuestros principios
en medio de tantos necios
que carecen de los mismos
y con sadismo proceden
maltratando a sus pares
con vanidad y desprecio
ostentaciones y alardes
pretendiendo ser mejores
impares y diferentes
engreídos presuntuosos
mezquinos e indolentes.
Cómo hacer para entenderlos
y perdonar sus afrentas
como si nada pasara
cual si estuvieran exentas
de culpa y cargo sus mañas
sus mendaces convicciones
sus engaños y patrañas
sus turbias tribulaciones
insensibles y ladinos
beligerantes y odiosos
disfrazados de gentiles
para utilizar al otro.
La receta es muy sencilla
la sociedad nos enseña
a fingir una sonrisa
o poner cara de piedra
con señales evidentes
de que nada bueno pasa
si la causa lo amerita
la sociedad lo disfraza
con normas de urbanidad
y reglas de cortesía
disfrazando el mal trato
con mentada hipocresía.
Ruben Edgardo Sánchez, 1 de septiembre de 2014
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