Vuelas...
y en tus alas brama el viento enfurecido
salpicado de jirones por tu pico
horadando abismales precipicios
en la tarde de un ocaso hecho añicos.
Sabes...
que el capricho del azar así lo quiso
que tu trino y tus acordes peregrinos
te acompañan en tu viaje sin destino
porque solo y sin bandada estás perdido.
Vienes...
y te posas en mi hombro pajarillo
y me cuentas tus pesares en mi oído
y me dices que tu pena no se ha ido
te acompaña en tu vuelo y en tu nido.
Ruben Edgardo Sánchez, 14 de septiembre de 2014
No hay comentarios.:
Publicar un comentario