Qué hermosos son los gatitos qué impacientes se los ve
corriendo por la azotea tras la carne que arrojé.
De pronto cayó el negrito de atropello por comer
la manchada presurosa sin dudarlo lo fue a ver.
El negrito y blanco atento sus pasos seguía también
atontado fue subiendo poquito a poco el bebé.
Qué hermosos qué solidarios prefirieron no comer
cuando estuvo cerca de ellos lo olfatearon bien muy bien.
Tal vez encontraron sangre o lastimada la piel
lo cierto es que allí estuvieron todos juntos cerca de él.
Recién al quedar tranquilos de que un susto sólo fue
olvidaron el mal trance y empezaron a comer.
Son bestias gatos salvajes son animales lo sé
pero veo estas escenas y las comparo después.
Y a menudo es más bestia o más salvaje tal vez
un ser que no es de la calle y tan humano no es.
Ruben Edgardo Sánchez, 20 de mayo de 1994
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