Estoy sentado en un banco
de la plaza de mi barrio
miro a una niña jugando
con las cuentas de un rosario.
De repente una paloma
viene a hacerme compañía
picotea por el suelo
en busca de su comida.
A lo lejos unos chicos
patean una pelota
si la pisa algún coche
es seguro que la explota.
Qué cerca les queda el cielo
a bordo de las hamacas
vuelan los niños sentados
jugando en el sube y baja.
Bajan los copos de nieve
raudos por el tobogán
al fondo la calesita
y la sortija un afán.
Mirando soplar el viento
ya se me hizo de noche
vuelvo a mi casa corriendo
no quiero que mamá se enoje.
Ruben Edgardo Sánchez, 4 de noviembre de 1994
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