El verano bien sabemos no tiene contemplaciones
cuando arde es como el fuego que abrasa sin dilaciones.
Si la humedad lo acompaña se torna inaguantable
y en esas condiciones no es para nada amigable.
Luego de asarnos al horno en las fiestas de diciembre
el primer día del año terminó muy diferente.
Poco a poco comenzó a soplar viento pampero
y el alivio al fin llegó con su frescor placentero.
Según nos parece el clima se apiadó de nuestra suerte
y nos mostró poco a poco una cara diferente.
Hoy podemos disfrutar de un día más agradable
sin tener que padecer un calor insoportable.
Ruben Edgardo Sánchez, 2 de enero de 2017
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