Lo vimos tan pequeñito que nos llamó la atención
corría de un lado al otro preso de la confusión.
Tal vez se alejó del nido porque el viento lo arrastró
sus dos padres se acercaron al sitio en donde cayó.
No sabían cómo hacer para llevarlo consigo
iban de aquí para allá sin lograr su cometido.
Por ser muy pequeño y frágil se tambaleaba al andar
por momentos se animaba y empezaba a volar.
Algún alma generosa se apiadó del animal
le construyó una casita con las lajas del lugar.
Ojalá que tenga suerte y logre sobrevivir
pues se aproxima la noche y puede llegar a morir.
Ruben Edgardo Sánchez, 15 de enero de 2017
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