Salimos a caminar junto a la orilla del mar
sobre una playa ventosa difícil de transitar.
Soplaba el viento del sur con fuerza inusitada
en tanto la luz del sol por momentos se apagaba.
Inquietas nubes grisáceas con siluetas caprichosas
cubrían el cielo azul con sus aguas vaporosas.
Rauda corría la arena sobre la playa mojada
mientras el agua del mar en olas se transformaba.
Presurosas las gaviotas procurábanse alimento
sobrevolando la orilla sin importarles el viento.
Es una tarde de enero que luce desapacible
sabemos por experiencia que otro verano es posible.
Ruben Edgardo Sánchez, 26 de enero de 2017
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