Un tímido resplandor entre tanta oscuridad
cerca de la madrugada es posible observar.
La línea del horizonte va anunciando la llegada
silenciosa y oportuna de una nueva alborada.
La noche se va alejando rumbo a otras longitudes
para darle paso al sol con sus pródigas virtudes.
Asomado al horizonte con sus destellos dorados
de a poco muestra su cara con el fulgor de sus rayos.
Su brillo enceguecedor ilumina la mañana
y se escurre sigiloso entre puertas y ventanas.
Como lo hace diariamente sin faltar cada ocasión
se presenta puntualmente nuestro magnánimo sol.
Ruben Edgardo Sánchez, 9 de enero de 2017
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