El hombre y su inteligencia inventaron maravillas
que facilitan la vida y a menudo la complican.
Crearon necesidades para llenar los mercados
y acrecentar su riqueza a niveles impensados.
Con bienes perecederos que se usan y se desechan
y acaban siendo chatarra que contamina el planeta.
El sol nos regala vida la tierra nos alimenta
nos hidrata siempre el agua y el aire nos oxigena.
No hace falta mucho más el resto es prescindible
no es necesario embarcarse en misiones imposibles.
La verdadera riqueza se encuentra en otro lado
y queda mucho más cerca de lo que siempre pensamos.
Ruben Edgardo Sánchez, 26 de junio de 2016
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