Cuatro han de ser las etapas que en nuestra vida tendremos
cada año y los años en nuestro pasar terreno.
Cada etapa es el tiempo necesario y correcto
de la cuna hasta la tumba desde uno a otro enero.
La primavera el verano el otoño y el invierno
se suceden muy puntuales cada una en su tiempo.
Una es la causa de otra el resultado directo
de la acción que le antecede y que deviene en efecto.
Imposible es saltearlas o alterar su trayecto
más allá de fluctuaciones el resultado es perfecto.
La semilla que germina deja de ser un proyecto
se convierte en una planta y da su fruto postrero.
Ruben Edgardo Sánchez, 23 de enero de 2015
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