Él nunca se cansa
y murmura a veces
cuestiones que entienden
tan solo los peces.
Dibuja en la arena
sus lenguas de sal
las traza las borra
vuelve a dibujar.
Con su azul profundo
y sus crestas blancas
va y viene mil veces
besando las playas.
Baña generoso
las costas del mundo
tiene muchos nombres
pero siempre es uno.
Es un mar inmenso
que anda por aquí
no tiene principio
y tampoco fin.
A nuestro planeta
lo viste de azul
de día y de noche
con un suave tul.
Ruben Edgardo Sánchez, 10 de enero de 2015
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