Dejé colgando en la nube
mi piel para que se moje
y luego la puse al sol
para que ella se sonroje.
Sopló el viento y la llevó
algo lejos de mi alcance
desde entonces mi pellejo
anda surcando los aires.
Tal vez un día regrese
y me cubra nuevamente
mientras tanto lo reemplazo
con trajes de Neoprene.
Despellejado me encuentro
con mi sangre a flor de piel
son los caprichos del viento
divirtiéndose otra vez.
Ruben Edgardo Sánchez, 21 de enero de 2014
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