Porque somos seres vivos y todos somos iguales
sabemos que partiremos un día por ser mortales.
Si es que nadie prometió que la vida sería eterna
no hay derecho a reclamar el día que sobrevenga.
Éste es un hecho aceptado antes de ser concebidos
tenemos aunque nos duela un destino compartido.
Sabemos y lamentamos que muchos ya se marcharon
que hace algún tiempo se fueron y que jamás retornaron.
Ignoramos el momento en que habremos de partir
cuando nos llegue ese día dejaremos de existir.
Qué será de la conciencia y a dónde se irá el alma
cuando abandonen un cuerpo que al fin hallará la calma.
Ruben Edgardo Sánchez, 13 de mayo de 2017
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