Cuando tenemos salud gozamos de bienestar
estar sanos nos permite disfrutar la libertad.
Estamos equilibrados y nos parece normal
gozar de buena salud en un estado ideal.
Hasta que llega de pronto y casi sin avisar
aquello que no esperamos y nos hace tanto mal.
Terminamos prisioneros de un profundo malestar
y nos resulta imposible combatir la enfermedad.
Apelamos al recurso de ingerir medicamentos
procuramos descansar evitando los esfuerzos.
A veces vamos al médico en busca de orientación
y entonces él nos receta alguna medicación.
Pero de a poco encontramos el camino de salida
y vamos recuperando aquella salud perdida.
Entonces nos olvidamos de tantos padecimientos
que nos causaron dolor y terribles sufrimientos.
Ruben Edgardo Sánchez, 18 de mayo de 2017
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