Resultan algunas frases
fuera de lugar a veces
la realidad nos demuestra
que se equivocan con creces.
Un perro y un gato pueden
dormir juntos una siesta
pegados el uno al otro
y a ninguno le molesta.
El asunto es ocupar
el espacio adecuado
cada uno en su lugar
durmiendo acurrucados.
Comparten un mismo sitio
lo hacen sin egoísmo
y de paso ya que están
se dan mutuamente abrigo.
Estos dos animalitos
duermen juntos hace rato
y en lugar de pelearse
andan como perro y gato.
Ruben Edgardo Sánchez, 3 de septiembre de 2016
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