El
tener más de la cuenta
porque
sí por presumir
acatando
los designios
que
incitan a consumir.
El
olvidar nuestra esencia
de
seres espirituales
corrompidos
por falacias
y
cuestiones materiales.
El
claudicar ante tanto
proceder
irracional
olvidando
que a la postre
nada
podremos llevar.
El
imperio de las cosas
que
invaden nuestra existencia
nos
rodea muy a diario
con
singular insolencia.
Ruben
Edgardo Sánchez, 12 de febrero de 2015
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