Cuán feliz puede ser alguien
la noche de Navidad
si sólo tiene por techo
el espacio sideral.
Alguien lo dejó sin casa
si es que alguna vez la tuvo
y ahora sólo le queda
un horizonte oscuro.
Si tuvo alguna culpa
será la de haber nacido
en un mundo tan injusto
que lo condena al olvido.
Son millones y millones
de parias que andan penando
saben que Papá Noel
no los tiene registrados.
Ruben Edgardo Sánchez, 24 de diciembre de 2016
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