Fortalezas y flaquezas conforman la dualidad
de una guerra sin cuartel en nuestra intimidad.
Conforme cual predomine imponiendo su verdad
mejor o peor talante nuestro ánimo tendrá.
A veces pisamos fuerte con toda seguridad
y nos parece que nada puede hacernos fracasar.
Otras veces titubeamos y podemos tambalear
buscando el equilibrio que atempere la ansiedad.
Al fin y al cabo sabemos que somos seres humanos
y que no siempre podemos actuar como esperamos.
Ni tan fuerte ni tan débil mucho mejor combinar
sin llegar a los extremos soberbia con humildad.
Ruben Edgardo Sánchez, 29 de junio de 2015
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