Disculpe si lo despierto pero el cielo está muy negro
y a lo lejos se divisan unos diamantes pequeños.
Sobre el mar está naciendo un enorme sol de plata
las olas llevan prendidas lentejuelas de hojalata.
Mil guijarros y conchillas se desgranan en la playa
el agua los va cubriendo con suave manto de algas.
Una barca se recorta muy cerca del horizonte
quién sabe qué rumbo lleva quién sabe cuál es su nombre.
Hasta la arena mojada me devuelve una sonrisa
ya sé que es hora de sueños por eso no tengo prisa.
Ruben Edgardo Sánchez, 22 de abril de 1994
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