Voy a robarme una estrella
y cobijarla en mi almohada
para que alumbre mi noche
y el fin de la madrugada.
Le pediré que me cuente
su versión del universo
y con ese material
escribiré sendos versos.
Cuando al fin despunte el alba
la esconderé en la penumbra
le pediré que me deje
el fulgor con que deslumbra.
Yo le podré dar a cambio
el amor que me inspiró
cuando al mirar hacia el cielo
su brillo me encandiló.
Ruben Edgardo Sánchez, 3 de agosto de 2014
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