Finalmente apareciste el domingo por la tarde
jugabas a la escondida a la hora de presentarte.
Dieciocho y treinta y siete era la hora señalada
después de mucho esperarte surgiste así de la nada.
Muy cerca del horizonte detrás de un manto de nubes
te pudimos divisar más grande que de costumbre.
Después de algunos minutos brillabas allá en lo alto
con tu sonrisa plateada y tus dos ojos mirándonos.
Nos dijiste: “Aquí estoy... tan grande como esperaban
no les podía fallar al final de esta jornada”.
"Estoy tan cerca de ustedes que me parece mentira
después de setenta años vuelvo al punto de partida".
Ruben Edgardo Sánchez, 14 de noviembre de 2016
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