Con nubes color ceniza
y el cielo azul celeste
percibo una suave brisa
en la tarde de noviembre.
A la hora del crepúsculo
con la mira en el poniente
en la terraza de casa
me tomo un café con leche.
Obleas sabor frutilla
voy comiendo lentamente
con leve color rosado
bailando entre mis dientes.
Rosado como las nubes
que se ven hacia el oeste
encendidas por el sol
casi a punto de esconderse.
Ruben Edgardo Sánchez, 16 de noviembre de 2016
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