El ser humano es capaz de dar vida y de quitarla
de honrarla y de enaltecerla y también de maltratarla.
No es todopoderoso pero tiene facultades
que le permiten sortear diversas dificultades.
Entre todas las especies es el ser más poderoso
por esa misma razón puede ser muy peligroso.
Su poder de destrucción es tan desproporcionado
que ni el más osado autor puede haberlo imaginado.
Puede crear destruir recrear y construir
puede caerse mil veces y mil veces insistir.
Pero el poder más genuino lo tiene dentro de sí
es aquello que lo anima y le permite vivir.
Puede encontrar la respuesta mirándose en los demás
seres de la misma especie con la misma potestad.
Reconocer sus errores en los yerros de los otros
como también las virtudes que conforman el 'nosotros'.
Más allá de religiones o credos que nos separan
deberíamos buscar aquello que nos iguala.
Humanizar nuestra vida respetando a los demás
permitirnos ser felices disfrutando de la paz.
Ruben Edgardo Sánchez, 1 de octubre de 2015
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