El envase que nos porta no es de cartón ni de lata
pero tiene un vencimiento prendido en una solapa.
Sobrevive al contenido por determinado tiempo
hasta acabar esparcido suavemente por el viento.
Destinadas al azar en diferentes lugares
las partículas recalan en territorios y mares.
Forman parte de otros seres de otras sustancias y objetos
sin dar cuenta del pasado cuando integraban un cuerpo.
Un organismo viviente sabiamente organizado
dispuesto de tal manera que resulta equilibrado.
Y un ánima que lo induce a un estado de conciencia
altamente perceptible e impregnado de vivencias.
Impresiones sentimientos que habitan otro universo
ideas y sensaciones sin espacio y sin tiempo.
De intensidades variables pero siempre intangibles
impulsoras de los sueños que a veces se hacen posibles.
Un envase que contiene y un contenido sujeto
una fluida interacción en los límites de ellos.
Somos miles de universos o en verdad hay uno solo
en constante interacción que los contiene a todos?
Ruben Edgardo Sánchez, 19 de julio de 2015
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