El martes nueve de julio de mil ocho diez y seis
no llovía como en mayo de mil ochocientos diez.
Reunidos en un Congreso en San Miguel de Tucumán
los diputados ya estaban dispuestos a sesionar.
Decidieron con acuerdo y casi sin discusión
declarar la independencia sin ninguna dilación.
Ese día no hubo fiestas mas todos se prepararon
para encarar los festejos que al otro día iniciaron.
Los actos dieron comienzo alrededor de las nueve
en el medio de la plaza estaba esperando la gente.
Vestían ponchos y botas también galeras chaquetas
los cielitos y las zambas vivaban la Independencia.
Por la noche organizaron varios bailes entre ellos
se había esperado mucho y era hora de festejo.
En una histórica casa se usó el salón principal
convocaron a la orquesta y a algunos a guitarrear.
Por allí andaban las chicas más lindas de Tucumán
entre ellas decidieron a la reina designar.
Finalmente festejaron la ansiada Independencia
con pura música y baile se alegró a la concurrencia.
Ruben Edgardo Sánchez, 9 de julio de 2015
Fuente: El Historiador ~ Felipe Pigna
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