Noche de embrujo de luna llena
bosque desnudo llora de pena.
Entre las sombras que se dibujan
viven los duendes moran las brujas.
Fuerte chirrido de ave nocturna
se oye de pronto entre la bruma.
Suelo nevado húmedo y frío
con paso firme camino al río.
Un hombre solo sin compañía
urge su paso buscando el día.
Sus labios blancos como la nieve
su tibio aliento que lo antecede.
A cada instante la madrugada
cede su paso a la mañana.
Mejillas frías como su frente
lo espera en casa un té caliente.
Ruben Edgardo Sánchez, 7 de julio de 2014
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