Como era de prever el mundo no tiene paz
lamentamos las secuelas de otro episodio más.
Quien pueda considerar que una guerra es necesaria
no tiene en cuenta las vidas que injustamente se acaban.
Su juicio tan arbitrario le impide reflexionar
que se apagan los colores y se deja de soñar.
Son miles de sinsabores y sensaciones horrendas
el infierno está presente con sus secuelas tremendas.
El resultado es monstruoso la esperanza se diluye
la paz termina de bruces sobre la sangre que fluye.
Tanto luto y tanto llanto esparcidos por la tierra
por un puñado de locos que están jugando a la guerra.
Por intereses mezquinos sin motivos suficientes
comprometiendo el futuro de tanta gente inocente.
Nada será como antes las heridas nunca cierran
el dolor nunca se acaba y marca profunda huella.
Ruben Edgardo Sánchez, 11 de julio de 2014
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