A veces es necesario esconder nuestras palabras
en un lugar reservado para que nadie las abra.
Hay palabras que lastiman que hieren los sentimientos
y a la vez nos incomodan si las guardamos adentro.
Hay palabras que confunden y causan malentendidos
procuramos aclararlas y siguen haciendo ruido.
Hay palabras que alientan y que acarician el alma
que capean temporales y nos devuelven la calma.
Hay palabras que enamoran y nos deleita escucharlas
que entibian el corazón como hace el sol con el alba.
Ellas tratan de explicar lo que nos pasa por dentro
aunque a veces sea en vano es encomiable el esfuerzo.
Ruben Edgardo Sánchez, 27 de abril de 2017
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