Durante noventa días en el hemisferio sur
las noches serán más largas y tendremos menos luz.
Hacia finales de junio el proceso será inverso
las noches serán más cortas y los días más extensos.
Estos procesos graduales resultan imperceptibles
se producen anualmente de manera reversible.
En el caso más extremo los veranos e inviernos
son fenómenos opuestos en uno y otro hemisferio.
En cambio son similares y con leves diferencias
los entrañables otoños y las dulces primaveras.
Los fenómenos celestes resultan fundamentales
para el ciclo de la vida por ser hechos primordiales.
Ruben Edgardo Sánchez, 21 de marzo de 2016
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