Empinado mi ánimo a la cumbre
con mi aliento vital y persistente
salpicadas de luces mis pupilas
y en mis venas la sangre y su torrente.
En mi pecho inhalando todo el aire
que se pueda albergar en mis pulmones
retumbando latidos cual si fueran
machacando su parche a mil tambores.
Sólo anhelo llegar hasta la meta
que resulta un tremendo desafío
agachado jadeante y aspirando
tanta tierra que dejan mis amigos.
Veo luz proveniente de la cima
estoy cerca de lograr el objetivo
aunque pueda morir en el intento
sólo sé que así me siento vivo.
Ruben Edgardo Sánchez, 15 de julio de 1990
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