Una casa abandonada otrora llena de vida
con el correr de los tiempos arruinada y desabrida.
Un vehículo oxidado a unos metros de la casa
testigo insobornable del deterioro que avanza.
En medio un árbol desnudo con sus ramas amputadas
inclinado hacia el abismo en horas de la mañana.
Una calle pedregosa a unos pasos del barranco
serpentea amargamente llevándonos cuesta abajo.
El tiempo pasa y la vida se va alejando sin pausa
bajo un cielo irreverente que nos deslumbra sin causa.
Mañana será otro día la casa el auto y el árbol
y esa calle pedregosa no saldrán de su letargo.
Ruben Edgardo Sánchez, 5 de noviembre de 2014
Arte: Perili Köşk
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