Fui dejando por allí en algún rincón perdido
letras que un día escribí mas no habitan ningún libro.
De pronto se me aparecen remembrando días pasados
algunas siestas insomnes y tiempos aletargados.
Las evoco y se me hace que estoy reviviendo ahora
los tiempos y los espacios que hube de vivir otrora.
Son letras vivas de entonces que no han muerto todavía
más allá de tempestades sufrimientos y alegrías.
Llevan el flujo vital de cuando fueron escritas
arraigadas al papel como musgos en cornisas.
Anhelantes cual simientes que aguardan eras de siembra
para brotar en las almas en tiempos de primavera.
Ruben Edgardo Sánchez, 6 de enero de 2014
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