(Versificación del cuento de Víctor Hugo)
Había una vez un rey malo que a su pueblo molestaba:
con mal humor cada día despertaba en la mañana.
No podían destronarlo pues era rico y mandaba
a un ejército que siempre con esmero lo cuidaba.
Hasta que una pulga amable y de buenos sentimientos
escuchó lo que pasaba y pensó en un escarmiento.
Hacer entrar en razón a este rey malhumorado
y tratar de corregirlo picándolo en todos lados.
Lo picaba y se escondía debajo de la solapa
dentro de la cabellera o en la barba del monarca.
-¿Dónde están mis generales mis ministros y mis sabios?
El furioso rey tenía un humor de los mil diablos.
Pero él no pudo escapar de este diminuto insecto
se puso pálido y flaco seguro se habría muerto...
...si no hubiera decidido obedecer a la pulga.
-Me entrego. -dijo el monarca- haré lo que se te ocurra.
-¡Harás feliz a tu gente! -¿Cómo puedo conseguirlo?
-¡Márchate y así tu pueblo se gobernará a sí mismo!
-¿Puedo llevarme conmigo un poco de mis tesoros?
-No quiero ser tan severa: llena tus bolsillos de oro.
Así entonces hizo el rey se marchó de su país
el pueblo cantó ¡Victoria! y fue por siempre feliz.
Ruben Edgardo Sánchez, 10 de mayo de 2013
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