A veces logra instaurarse un gobierno para ricos
que destruye nuestra industria y hace los sueños añicos.
Al que le importa un comino el bienestar de la gente
dejando un tendal de pobres y sumisos indigentes.
Un gobierno desalmado indolente e insensible
tan perverso como necio con un descaro increíble.
Que prioriza la ambición de indecentes inmaduros
que actúan con displicencia hipotecando el futuro.
Hay otros que dignifican su misión de mandatarios
actúan por el bien público como buenos dignatarios.
Saben muy bien que el poder delegado por el pueblo
debe ser utilizado con mesura y con respeto.
Representan con orgullo y con vocación de servicio
el mandato recibido sin pensar en sacrificios.
Se retiran como llegan con su nombre y su apellido
con el honor intachable y dos pesos en el bolsillo.
Ruben Edgardo Sánchez, 15 de marzo de 2017
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