Quiero volver a la costa porque este calor me mata
y el aire acondicionado no tiene cabida en casa.
Ni una pileta de lona para poder refrescarme
ni siquiera un abanico para poder ventilarme.
Sólo me queda aceptar la suerte que me ha tocado
cada tanto alguna brisa se apiada y pasa a mi lado.
Vivimos en un infierno regido por Satanás
un diablo que sabe cómo dosificar la maldad.
Se divierte como pocos con nuestro padecimiento
tal vez se digne a acabar con este horrible tormento.
Ruben Edgardo Sánchez, 24 de febrero de 2017
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