Cuántos niños en la guerra
con sus casas destrozadas
y familias desmembradas
deben migrar a otras tierras.
Hasta cuándo han de sufrir
tanta miseria y espanto
en medio de tanto llanto
casi prefieren morir.
En tanto los dirigentes
se reparten la riqueza
sumiendo en la pobreza
sin pudor a tanta gente.
La realidad es odiosa
por tanto y tanto flagelo
caen lágrimas del cielo
en esta noche lluviosa.
Ruben Edgardo Sánchez, 27 de octubre de 2016
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