Sé bien que puedo morir de repente en un instante
sin poderme despedir de ustedes un rato antes.
Así es la ley de la vida sin haberlo decidido
nacemos de pronto un día y otro día morimos.
No depende de nosotros al menos el nacimiento
la muerte nuestra y de otros siempre tiene vencimiento.
Existen diversas cosas para hacer en esta vida
antes que llegue la hora de la crucial despedida.
Ante todo valorar las bondades que presenta
en todo tiempo y lugar la tan preciada existencia.
Quedará mucho pendiente sin concretar todavía
lo importante es el presente antes que nuestra partida.
Olviden por un momento las reglas del buen vivir
libérenme del tormento sé que un día he de morir.
Agradezcan sin mesura tanta gracia recibida
traten de estar a la altura de este premio que es la vida.
Ruben Edgardo Sánchez, 27 de febrero de 2016
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