Tanto tengo tanto doy es la frase popular
de la gente generosa que piensa en los demás.
Muchos viven de prestado esperando caridad
y se olvidan que en la vida el trabajo es dignidad.
Tanto tengo pero es poco me lo tengo que guardar
el avaro justifica su enfermiza mezquindad.
Otros cuidan su dinero evitando malgastar
sabiendo que en su momento lo pueden necesitar.
Tanto tengo tanto valgo dicen otros sin dudar
creen que con la riqueza vendrá la felicidad.
En cambio hay quienes rehúsan adorar al vil metal
lo único que valoran es la espiritualidad.
En el sano equilibrio radica la gran verdad
lo justo y lo necesario para todos por igual.
Aquello que no tiene precio que no se puede comprar
es al fin lo más valioso que podemos ostentar.
Así llegamos al mundo desnudos de vanidad
desprovistos de bolsillos que podamos rellenar.
Tan sólo un apellido y un nombre para empezar
y la vida por supuesto que habrá que dignificar.
Cuando se baje el telón y tengamos que marchar
nos iremos desprovistos de todo lo material.
Pues así como nacimos nos iremos al final
con un nombre y apellido sólo eso y nada más.
Ruben Edgardo Sánchez, 31 de agosto de 2013
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