No es más que otra respuesta que da la naturaleza
maltratada tantas veces con singular displicencia.
El hombre sigue abusando de su generosidad
y arremete con desprecio contra su integridad.
Entonces ella responde sin decir ni una palabra
dejando como advertencia un mensaje en el agua.
Cargan con todas las culpas aquellos que menos tienen
quienes causan menos daños son los que más los padecen.
Los verdaderos culpables de generar estos cambios
invierten mucho dinero en quedar a buen resguardo.
Dilapidan los recursos sin tener contemplaciones
ni siquiera les importan futuras generaciones.
Ni sus hijos ni sus nietos revisten gran importancia
son sujetos sin escrúpulos esclavos de la arrogancia.
Son cultores del presente desprecian el porvenir
viven el aquí y ahora y no saben convivir.
Dentro de un par de meses los jóvenes partirán
con su peregrinación a la ciudad de Luján.
La misma que en estas horas padece una inundación
y que obliga a la gente a emprender la evacuación.
El agua ya se aproxima a los pies de la Basílica
recordando el gran diluvio como referencia bíblica.
Ruben Edgardo Sánchez, 13 de agosto de 2015
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