Una moneda de plata
nos deslumbra desde el cielo
su cara se ve sonriente
es calva no tiene pelo.
Aparece por las noches
silenciosa y refulgente
es imposible observarla
y quedarse indiferente.
La vemos subir de a poco
recorriendo el firmamento
vale la pena quedarse
contemplándola un momento.
No es tiempo desperdiciado
es un regalo del cielo
que recibimos con gusto
en las noches de desvelo.
Ruben Edgardo Sánchez, 31 de agosto de 2015
No hay comentarios.:
Publicar un comentario